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Este “pozo” audiovisual empezó como la cartografía sensible de mi sensualidad. Sensualidad en el sentido en el que se implican los sentires, y ¡qué bueno que es sentir! Esta obra inició como "una tela que suda" (como le llamaba), me interesaba la posibilidad plástica de los hilos
de absorber, recordar o repeler, y de contener un algo.
Así me fijé en los entramados del cuerpo (que podrían ser los mismos de las telas), en cómo éste está interconectado con sigo mismo, y es sabio y es diálogo entre las células, órganos, y fibras que nos componen. "Todo vibra" me dije, porque estamos en movimiento, porque sonamos, porque escuchamos.
El resultado es una video-instalación de un paisaje de pieles, porosidades y elementos conviviendo y velando(se) entre sí desde su elasticidad plástica, táctil, y sensual. Se trata de dos videos de vahos, cuerpos no-humanos, y esculturas mojadas proyectados sobre el concreto de la pared y sobre telares tejidos con hilo de papel. Creando una espacialidad en dónde navegar esa agua/sudor/río junto a paisajes sonoros.
Los audios los hicimos en colaboración de Maria Alejandra Cuberos, Artista sonora e Ingeniera de sonido. Bogotá, Colombia.